A finals de l’any passat vaig visitar l’exposició de gravats japonesos eròtics ‘Shunga: sex and pleasure in Japanese art‘ al British Museum de Londres. Allà vaig poder veure de nou aquest gravat de Hokusai, que vaig descobrir a Barcelona en una exposició al Museu Picasso de Barcelona que mostrava la influència de les estampes eròtiques japoneses en l’obra de Picasso. Des de llavors aquesta imatge em fascina i m’obssessiona: la representació d’un erotisme extrem, animal i descarnat, i la idea de l’abandonament a l’orgasme que queda tan ben descrita en aquest fragment de l’article “El sueño húmedo de la mujer del pescador“, que va publicar Jot Down i que recupero ara.
“No hace falta ser discípulo de Freud para establecer una analogía entre un tentáculo y un pene, pero el atractivo de la sexualidad cefalópoda va mucho más allá. Se puede aventurar que responde a una necesidad masculina (entiéndase este párrafo como metáfora de comportamiento sexual, no como estereotipo de género) de acariciar, multi-penetrar, poseer y, sobre todo, abrumar a la pareja sexual sublimando las propias limitaciones fisiológicas, permitiendo celebrar una orgía completa con sólo dos participantes. Complementariamente, responde a una necesidad femenina de ver estimuladas todas sus zonas erógenas por un amante omnipresente y simultáneo, en un larguísimo orgasmo con un fuerte componente de abandono”.